La prueba en el nuevo proceso laboral
27 de marzo de 2025Contrato de trabajo y modificación sustancial (I)
9 de mayo de 2025Intento activar la memoria personal frente a la memoria institucional y creo que finalmente Carlos Carnicer se liberó del dolor con su muerte en Zaragoza el 5 de abril de 2025.
Es notorio que Carlos Carnicer Diaz fue decano del Colegio de Abogados de Zaragoza de 1991 al 2001 y presidente del Consejo General de la Abogacía Española de 2001 al 2016.
No me enfrenté nunca profesionalmente a Carlos, tampoco éramos amigos íntimos. Compartimos Junta de Gobierno en el colegio de abogados de Zaragoza, él decano, yo diputado y posteriormente en el Consejo General, él como presidente, yo como decano de Zaragoza. Fue un referente institucional para la abogacía durante un amplio periodo de tiempo.
Fui colaborador leal y puntual cuando me necesito institucionalmente: duro negociador en Madrid junto a magníficos compañeros de la Ley de Acceso a la Abogacía, (con apodo incluido: León del Pirineo), técnico y experto en laboral y seguridad social en Tenerife, mayo de 2005, (IV Jornadas de Juntas de Gobierno) frente a las pretensiones de nuestra Mutualidad de declararse un sistema alternativo a la seguridad social (privilegio legal y residual) o con publicaciones técnicas y divulgativas en la revista de la abogacía para informar a los compañeros, o asumiendo funciones de coordinación territorial, o la de Ponente en el Congreso de Zaragoza….
Carlos era un hombre de estrategias estudiadas y de detalles puntuales, inspirador y olvidadizo, contradictorio como todos. Recuerdo que Carlos no recordaba que hubiéramos compartido Junta de Gobierno en Zaragoza, él como decano, yo como diputado u olvidarse de felicitarnos tras ganar el debatido y tenso proceso electoral al colegio de Zaragoza en 2008.
Cuando tienes una edad y años de experiencia profesional, te aproximas con demasiada frecuencia a la muerte de compañeros y algún amigo, ves la muerte como experiencia límite o mejor, el límite que la experiencia no puede atravesar. Última experiencia del otro, del fallecido, que curiosamente nos tranquiliza.
Creo que el duelo, cuando existe más allá del acto social compartido y superficial, es íntimo, individual, familiar o de amistad. La memoria institucional es lo que nos queda de Carlos Carnicer, a los que lo conocimos en las concretas circunstancias, con proyecciones positivas y otras no tanto. Su sonrisa fácil, empatía, dureza ante la contrariedad, reacción ante la injusticia, su carácter solidario, sus citas fáciles y reiteradas, generosidad en la entrega…
La despedida como proceso de adiós, de recuerdo, de memoria entre los vivos es la proyección de una vida, reconstruida con hechos, exactos o no, pero en el momento final siempre con dolor.
Siendo la única especie consciente de la muerte, sabiendo que vamos a morir, tendremos que asumir que la edad y la salud es un deseo, a veces provisionalmente convertido en realidad, pero al final inexistente. La muerte se impone.
En si mismo, por si mismo, de si mismo, él ya no es más. Vive solo en nosotros. (“Memoria para Paul Man”, Jaques Derrida).
¡¡¡ Vives en nosotros Carlos !!!